El Médico Brujo

Mi lugar en el mundo.

Righteous Kill

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Quisque sed felis. Aliquam sit amet felis. Mauris semper, velit semper laoreet dictum, quam diam dictum urna, nec placerat elit nisl in ...

Quisque sed felis

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Quisque sed felis. Aliquam sit amet felis. Mauris semper, velit semper laoreet dictum, quam diam dictum urna, nec placerat elit nisl in ...

Etiam augue pede, molestie eget.

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Quisque sed felis. Aliquam sit amet felis. Mauris semper, velit semper laoreet dictum, quam diam dictum urna, nec placerat elit nisl in ...

Hellgate is back

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Quisque sed felis. Aliquam sit amet felis. Mauris semper, velit semper laoreet dictum, quam diam dictum urna, nec placerat elit ...

Post with links

This is the web2feel wordpress theme demo site. You have come here from our home page. Explore the Theme preview and inorder to RETURN to the web2feel home page CLICK ...

Latest Posts

Hola, soy el Médico Brujo, y trabajo en una tienda de "soluciones en telecomunicaciones"; una tienda de móviles.
En honor a la verdad, vendo más cosas aparte de móviles, pero no estoy aquí para hacer publicidad; sólo quiero reírme de mucha gente, y compartirlo con vosotros para que todos nos riamos de la estupidez humana.
Empecé a trabajar aquí hace dos años, y desde aquel primer día, en el que más que vender leía a los clientes los folletos de publicidad, ha pasado mucho tiempo. Ahora sigo leyéndoles los folletos de publicidad, a veces, pero no por mi, sino porque algunos tienen serias dificultades para leer, o para mantener la concentración en un grupo de letras mayor que cinco. Bueno, seis, como GRATIS. A menudo os podrá parecer que estoy exagerando, pero no, amigos, cualquier parecido con la fantasía es simple coincidencia. Estas cosas ocurren, y muy cerca de vosotros. Podría pasarte a ti. ¡Sí, a ti, a ti! ¿Crees que hay alguien más leyendo esto? ¬¬

Como muestra de todo, voy a contaros una experiencia que tuve ayer mismo:

A priori parecía una entrañable jubilada, ahí esperando en la cola... bueno, más que en la cola, al lado del cliente que estaba siendo atendido, metiendo las narices en lo que compraba. Llevaba la inequívoca señal de un pollo: ¡¡una carta de Orange!! "Maldición", me dije; "y estoy solo, no puedo hacer como que tengo que ir al servicio para pasarle el marrón a mi compañera...". Atendí al cliente con el que estaba, al que me dio mucha pena abandonar, visto lo que habría después. Pero a cada virgen le llega su sacrificio, como decimos los roleros (esos seres que practicamos Satanismo en oscuros y húmedos sótanos), y llegó la señora.
No dijo ni buenos días. Esa es la parte normal:
-Mira, ya se me ha acabado el contrato, y vengo a que me des de baja.
-¡Buenos días, señora! ¿En qué podemos ayudarla?
Ignorando de nuevo mi invitación a la cortesía, prosiguió:
-Es que ya he acabado el año y medio ese que te obligan a estar, y yo no lo uso casi, y me lo quiero pasar a prepago.
Dándome por vencido, le comunico la terrible realidad:
-Verá, señora, es que aquí no tramitamos bajas...

...

Incómodo silencio. Es una peli del oeste, cuando dos cowboys están frente a frente, a punto de sacar el revólver... la señora me mira con cara de Clint Eastwood.

-¿Cómo? -pregunta, como si Vito Corleone se hubiese materializado en ella. Yo se lo repito.

-Pero es que yo lo compré aquí, sois vosotros los que tenéis que hacerlo.
-Sí, usted lo compró aquí, y comprendo que piense que aquí también se puede dar de baja; pero en realidad no es posible, las bajas se tramitan siempre por teléfono, puesto que yo aquí no tengo las herram...
-Pues vale -me interrumpe-. Llama.
Sonrío. Es mi forma no verbal de decir "maldita-vieja-maleducada-te-retorcería-el-pescuezo".
Este es el momento crucial. Es ese momento en el que, si el cliente te ha caído bien, es posible que te plantees hacerle el pequeño favor de echarle una mano con un problema que no te toca solucionar. Obviamente, esta avinagrada pensionista no era de esa clase de personas.
-No, no, me he explicado mal -mentí-. Tiene que llamar usted, desde su móvil, a Atención al Cliente.
Me mira como si hablase en otro idioma. Acto seguido me planta el móvil a diez centímetros de la nariz.
-No, no, yo no llamo ahí, toma tú el teléfono y hazlo tú.
No diré que me cabreara el tono de orden, prepotente, de aquella señora. De hecho, ahora es cuando empieza el crescendo.
-No, no... eso no va a poder ser, es que el teléfono de atención al cliente, es para CLIENTES... yo no puedo llamar.
-Pues di que eres tú el cliente.
-Sí, es una idea pero, ¿no cree que la operadora se dará cuenta de que soy un hombre?
Baja la mirada. Touché. ¿Se largará ahora?
-Pues en la tienda que voy siempre la chica hace siempre esto por mi. Yo es que eso no lo entiendo.
Me preguntó por qué no habrá ido a la tienda de siempre. No es difícil imaginar...
-De acuerdo, me parece muy bien por parte de esa compañera, que si no tiene nada mejor que hacer, llame por usted...
-Bueno, tampoco veo que tengas mucho trabajo... -sentencia.
En ese momento debería haber dicho: "mira, maldita bastarda, llevo una semana trabajando solo en una tienda donde falta la mitad de la plantilla en un mes malo de ventas en el que mis superiores me presionan a diario para que venda más, ¿y tú me vienes con tu estúpida inutilidad a decirme que no tengo trabajo? Ojalá pudiese librarme de tu estupidezahora mismo y hacer cosas que realmente sí son mi trabajo...". Pero no, claro. Le contesto amablemente, y sonriendo:
-¿Cómo dice? ¿El qué no entiende?
-Eso de llamar, yo no sé cómo se hace eso...
-¿Me está diciendo que tiene usted un móvil y no sabe llamar por teléfono? -no pude evitarlo.
-¡No! No se llamar al sitio ese.
-Pues es muy fácil, marca usted el 470 y escucha lo que dice la máquina.
-O sea, que lo haga yo, ¿no? -comienza a comprender la situación, ¡bien!
-Eso es, llame, llame, verá qué fácil.
-Vaaaale -comienza a ponerse irónica... ¡conmigo!-. A ver... cuatro -marca como si yo fuese subnormal y me estuviese enseñando a llamar por teléfono-... siete... ceeeeero... -y se pone el auricular en la oreja.
-Si no le importa, voy atendiendo al siguiente cliente, ¿vale?
-Sí, sí, yo voy llamando...

¿Había terminado ya la escena? Esperanzado, saludo al nuevo cliente -quien, por cierto, era una esteticien que quiso venderle sus servicios a la señora e incluso a mi mientras que yo intentaba atenderla...-, mientras la señora parecía esperar a ser atendida.
Al cabo de dos o tres minutos, se acerca a mi, interrumpiendo mi conversación con la clienta actual.
-Oye, que aquí no se pone nadie, mira -y me tiende el teléfono.
Observo cómo no le ha dado a la tecla de llamada.
-Er... -la miro. Parece que ha visto en mi la desesperación. Cree que estoy a punto de rendirme. Sonríe levemente.
-Está bien... yo haré la parte de la máquina, ¿vale? Cuando se ponga el operador, se lo paso, ¿de acuerdo?
-Bueeeeno, vale, si no hay más remedio... -lección del día: un jubilado nunca tiene suficiente cara dura... siempre puede tener más.

Llamo. 20 segundos después ya está en espera para ser atendida. Le paso el teléfono y sigo con mi clienta. Pocos segundos más tarde oigo que ya está hablando con una persona. Respiro aliviado. Ahora el problema parece que es de otro. Sigo a lo mío, pues...
-¡No oigo ná! -oigo por detrás.
Intento concentrarme en mi trabajo.
-Oye, que no me entero, esto no se escucha bien.
Viendo que la puta vieja está a punto de colgar, le pido el teléfono y le subo el volumen del altavoz. Se vuelve a retirar. Retomo mi actual cometido.
-¡Niño, dime mi DNI, anda!
-¿Cómo? -la esteticien ha dado un respingo al oír la voz de la señora justo al lado de su oreja. Quizá ahora quisiera aplicarle una mascarilla de sulfúrico.
-Mi DNI, que no me lo sé, mírame dónde está aquí -agita delante de mi el contrato de su línea.
Le indico dónde está.
-¿Dónde? ¿Aquí que pone? ¿Código postal? Ah, no, sí, DNI, O83...
Se vuelve a retirar, y yo intento finalizar lo que estoy haciendo. Pasan un par de minutos de tranquilidad... hasta que veo como cuelga el teléfono. Ha pasado un tiempo demasiado corto...
-¿Ya está? -le pregunto, extrañado.
-No... me ha dicho que esperase, que iba a consultar con una compañera no se qué de mis datos...
-Y, ¿por qué ha colgado? -en este momento ya me cuesta mantener la paciencia, tanto que ignoro a la clienta actual.
-Ay, no sé, me ha dicho que iba a consultar y yo creía que había acabado.
No doy crédito. Termino rápido con la esteticien, que se despide dejándome su tarjeta (?), y me dirijo a la vieja:
-Señora, usted lo que quiere es que yo llame por usted. Sabe perfectamente lo que tiene que hacer, y realmente es muy fácil, sólo tiene que hablar con el operador, pero no, usted simplemente quiere que yo lo haga por usted, pero no lo voy a hacer, ¿entiende eso?
-Bueno, pues digo en el banco que no paguen ni una factura más.
-A ver... es que eso no es malo para mi, ni siquiera para la compañía. Si usted no paga, la compañía le reclamará la deuda...
-Pues yo no la pago... no me dais solución a mi problema, no pago...
Así, tan fácil...
-¿Pues sabe qué puede hacer? Váyase a otra compañía. Vaya a una tienda de otra compañía y les pide que hagan una portabilidad, y se va usted a ver qué tal le atienden, ¿de acuerdo?
-¿Ah, sí? ¿Que me vaya a otra compañía?
-¡Sí, eso he dicho!
-Pues muy bien, eso haré.
-Vale, perfecto.
-Pues sí, adiós.
-Adiós, muchas gracias.
-A ti.

Y me callé; la desgraciada quería tener la última palabra.

Y aquí termina esta pequeña historia. Donde muchas otras comienzan. Yo la sufriré, y después os la contaré. Hasta otra :)
[ Read More ]

Hola!

Bueno, después de mucho tiempo, vuelvo a escribir aquí. A ver si esta vez puedo llevar cierta regularidad. He pensado darle al blog ciertos puntos interesantes, como por ejemplo hablar de otras cosas que no sea siempre el mismo cuento de crear un juego de rol(que, por cierto, acepto la opinión de algunos que me han recomendado que lo haga para mí mismo y después lo publique, y que aún pienso en hacerlo o no), porque la verdad es que se hace pesado hasta para mí, que lo estoy escribiendo.

Por otro lado, es un buen ejercicio de reflexión y hasta de relajación escribir aquí, uno lo hace sin prisas, sabe que nadie está esperando a que le digas nada, simplemente ven que has puesto algo nuevo y el que quiere, se pasa a leerlo. Por eso me gusta un blog más que otro método de comunicarse. ¿Por qué no escribo más entonces? Pues por vagancia, qué va a ser...

Bueno, no me quiero extender más ni contar mi vida más de la cuenta. En próximas entradas hablaré de lo que se me vaya ocurriendo, a ver qué tal os parece a los que lo leáis.

¡Suerte!
[ Read More ]